Leer y descubrir

Leyendas

Gustavo Adolfo Bécquer

    Gustavo Adolfo Bécquer

    "Hay una poesía magnífica y sonora; una poesía hija de la meditación y del arte, quese engalana con todas las pompas de la lengua, que se mueve con una cadenciosa majestad, habla a la imaginación, completa sus cuadros y la conduce a su antojo por un sendero desconocido, seduciéndola con su armonía y su hermosura."

    Bécquer, en el prólogo del libro La soledad de su amigo y
    poeta Augusto Ferrán

    Sin duda, estas palabras del prólogo son expresión de la profundidad de la obra en prosa y en verso del más universal y extraordinario poeta español del Romanticismo más tardío, Gustavo Adolfo Bécquer.

    Nació en Sevilla en 1836, y murió en Madrid con tan sólo treinta y cuatro años, después de una vida marcada por la falta de éxito profesional, sus fracasos amorosos y la pobreza. Su verdadero nombre fue Gustavo Adolfo Claudio Domínguez Bastida, aunque literariamente tomó el tercer apellido de su padre, Bécquer, procedente de un antepasado flamenco.

    Su obra fue publicándose en los diferentes periódicos en que colaboró y tras su muerte fue recogida y publicada, aunque no en su totalidad, por sus amigos.

    Obra que, más o menos extensa, es conocida básicamente por sus Rimas, setenta y seis poesías breves donde el poeta expresa todos sus sentimientos

    XXI

    ¿Qué es poesía?, dices mientras clavas
    en mi pupila tu pupila azul;
    ¡Qué es poesía! ¿Y tú me lo preguntas?
    Poesía... eres tú.

    y por sus Leyendas, narraciones de profunda raíz popular, en prosa, con unas resonancias líricas extraordinarias, donde se expresa lo misterioso, lo sobrenatural y lo fantástico de las creencias de un pueblo.

    En definitiva, estamos ante un poeta que supuso la culminación del movimiento romántico, el que pondría las bases de la poesía española contemporánea, no en vano diría de él Dámaso Alonso:

    "El gran hallazgo, el gran regalo del autor de las Rimas a la poesía española, consiste en el descubrimiento de esta nueva manera, que, con sólo un roce de ala, despierta un acorde en lo más entrañado del corazón y, la voz ya extinguida, lo deja -dulce cristal conmovido- lleno de resonancia."