Quizás sea Ramón J. Sender el mejor novelista español del siglo XX, tanto por su calidad, como por la cantidad de libros vendidos y traducidos en todo el mundo. Fue un escritor incansable, un luchador fiel a sus ideas en defensa del pueblo y un hombre comprometido con los tiempos difíciles que le tocó vivir: el antes y el después de la guerra civil española (1936-1939).
Nació en 1901, en un pueblecito de la provincia de Huesca. De joven se escapó de casa y fue a vivir a Madrid, donde sobrevivió trabajando en una farmacia y escribiendo artículos para periódicos. Estudió en la universidad, aunque fue un apasionado lector y ello le llevó a dedicar su vida a la literatura.
Sus ideales democráticos le hicieron participar en la guerra civil en el bando republicano. Pagó la derrota militar con un largo exilio de casi cuarenta años: primero estuvo en Francia y en México, como tantos intelectuales republicanos; de allí pasó a Estados Unidos, donde trabajó como profesor universitario y traductor. Volvió de su largo exilio en 1976, cuando acabó la dictadura, aunque murió pocos años después en California (1982).
Ramón J. Sender escribió obras de excelente calidad, muy apreciadas por el público y la crítica. Entre las más importantes están: Crónica del Alba (1942-1965), la historia casi autobiográfica de un adolescente que evoluciona de niño a mayor. Imán (1930) es un retrato fiel de la inutilidad de la guerra de Marruecos. Mr. Wit en el cantón le proporcionó el premio Nacional de Literatura en 1935. La tesis de Nancy (1962) es una divertida crítica de las costumbres españolas. Y la novela que nos ocupa, Réquiem por un campesino español (1960), considerada su mejor obra y una de las novelas más importantes de todo el siglo XX.