La trama de Ronda del Guinardó se desarrolla en Barcelona, durante la jornada del 8 de mayo de 1945, cuando los periódicos acaban de publicar la rendición de la Alemania nazi ante las fuerzas aliadas, derrota con la que la Segunda Guerra Mundial se acerca a su fin. Hace seis años que ha terminado la Guerra Civil española, y el país vive bajo la opresión del franquismo.
Ese día, la directora del orfanato “Casa de Familia” recibe la visita de un inspector de policía. Este funcionario viene a buscar a Rosita, una de las niñas allí acogidas, para llevarla a identificar el cadáver del supuesto vagabundo que, dos años antes, la había violado.
Cuando Rosita y el inspector, viejo y enfermo, se dirigen al hospital, en cuyo depósito de cadáveres ha de realizarse el reconocimiento, recorren una peculiar ronda por el distrito de El Guinardó. A lo largo de ésta, Rosita, horrorizada ante la perspectiva de ver el cadáver, imagina estratagemas para aplazar la visita. Se suceden entonces episodios que muestran, en las calles señaladas por bares y cines de barrio, la omnipresente represión policial y el lamentable estado de la sociedad, reflejado con crudeza en el desgarrado lenguaje de algunos personajes.
Sabremos que, entre otras circunstancias, Rosita se ve obligada a realizar trabajos de limpieza domiciliaria para contribuir al mantenimiento del orfanato. Con este fin, la niña pasa algunas horas en diversos chalés, y, mientras la espera, el inspector entra en la comisaría donde antaño estuvo destinado, y observa la arbitraria crueldad con que han sido interrogados y torturados varios detenidos, contra uno de los cuales se ensaña.
Rosita acude más tarde a una taberna; allí, al poco rato, llega el inspector, que no tarda en descubrir la infame explotación a la que la muchacha ha tenido que someterse.
Cuando, por fin, ambos personajes llegan al hospital, se nos hace evidente la última y sutil crueldad que debe sufrir Rosita. El desenlace muestra el regreso de la muchacha al orfanato, dispuesta, casi inconscientemente, a seguir haciendo frente a su desdicha.