Leer y descubrir

El pueblo sombrío

Lucía Baquedano

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Después de leer

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Relaciona cada personaje con el adjetivo que te parezca más idóneo para describirle.

Relaciona cada frase descriptiva con el personaje que le corresponda:

A medida que caminaba, contemplaba las zapatillas de lona azul, con sus gastados cordones, los vaqueros, tan deformados por las rodillas…
Es afable y cortés. Nada se le puede reprochar. Pero le falta naturalidad. Parece ausente. Mira nuestra actuación, la juzga y no silba, pero tampoco se digna a aplaudir.
Tenía el pelo oscuro y cubierta la cara por una barba bien cuidada. Sus ojos eran azules, ¡oh, aquellos ojos tan claros…! Siempre fueron misteriosos…
Bajo su pétrea fachada se escondía esa inteligencia innata de la persona que no tiene estudios, pero que sabe pensar.
…se fue con su aspecto de mujer eternamente joven, haciendo que a su paso se volvieran admiradas las cabezas de todos…
Se peinaba con raya en medio y un austero moño en la coronilla que le daba un atractivo aspecto de grabado inglés.

Escoge la palabra correcta para describir cada situación:

”¿Cómo podía ser que algo que a mí me parecía tan ajeno como el terrorismo hubiera entrado en la vida de una vulgar estudiante como yo?”

”Fue horrible. De rodillas, con medio cuerpo en el interior de un lugar oscuro que olía a moho y a humedad, tenía la espantosa certeza de que, cuando notaran mi desaparición, a nadie se le ocurriría buscarme allí.”

”Me dolía pensar que todo mi amor de niña había sido vano, porque yo le había dado el mi cariño y él no había sabido apreciarlo.”

”Me sentía más y más nerviosa. Empecé a pensar desesperadamente en la forma de salir de aquel maldito coche y me reprochaba una y mil veces haber subido a él con un desconocido que había surgido a mi lado como un fantasma en el momento preciso.”

” Daniel nunca había venido a mí espontáneamente hasta esa tarde. Siempre era yo quien iba a él, tanto de niña como de mayor. Tan natural me parecía que ni siquiera me había dado cuenta.”

”Me di cuenta de que entre toda aquella espontánea vegetación había algo llamativo. Era una porción de ortigas casi secas, cerca de la pared de la iglesia. Me acerqué despacio con el corazón latiéndome a toda prisa… tenía el presentimiento de que allí estaba el misterio que yo quería descubrir.”