Federico García Lorca (1898-1936) es uno de los autores más importantes y conocidos mundialmente de la historia de la literatura en lengua castellana. Seguramente habrás escuchado su nombre en más de una ocasión y te serán familiares algunos de los títulos de sus obras.
Uno de los aspectos más conocidos de la biografía de Lorca es su muerte, víctima de la guerra civil española (1936-1939), fue fusilado una noche del mes de agosto de 1936. De esta manera, Lorca se convierte en uno de los símbolos más tristes de la contienda militar que vivió España en aquellos años.
Pero Lorca era muy conocido antes de su muerte. Su trágico final no hizo más que agrandar la fama del poeta, convertirlo en una representación de cómo algunos poderes políticos arremeten contra los intelectuales, a los que consideran peligrosos por su capacidad de difundir ideas.
Algunos aspectos de la vida y la figura de Federico García Lorca quedan ensombrecidos por este hecho trágico. El poeta granadino, además de ser un excelente poeta y dramaturgo, fue un músico importante. Dedicó parte de su vida a recopilar las canciones tradicionales españolas, a recuperar su música de unas y a instrumentar otras. De hecho, su vocación inicial fue la música, quería ser pianista, pero en unos viajes por España con un profesor de literatura descubre que tiene grandes habilidades para la escritura. También pintaba y llegó a exponer algunas de sus obras con reconocimiento por parte de los artistas plásticos de su tiempo.
Como autor dramático Lorca escribió algunas de las obras más importantes de la historia del teatro español del siglo XX. Su última obra, La casa de Bernarda Alba, es, quizás, su obra más perfecta. Sus textos teatrales fueron estrenados en España, Argentina y México y, posteriormente, en gran cantidad de países, traducidos a una gran variedad de lenguas. Sin embargo, Lorca empezó su trayectoria como dramaturgo escribiendo piezas para ser representadas con títeres.
Lorca es una figura importante para la literatura española, también, por su recuperación y revalorización de las tradiciones populares, muchas de ellas fueron objeto de estudio en conferencias que dictó en diferentes países del mundo. En la obra del poeta granadino encontramos una presencia constante de motivos populares, de personajes rurales, de expresiones propias de los pueblos andaluces (aunque también escribió en lengua gallega). En obras como La zapatera prodigiosa, por ejemplo, recoge canciones de los siglos XVIII y XIX y las utiliza en el texto teatral.