"El palacio de la medianoche es un ghost story. Toda historia de fantasmas nace de la tragedia, de una herida en el pasado que quiere ser curada y llama hacia el presente.
En algún momento, de una manera dramática rescatamos la verdad y el equilibrio se restablece. No fui a Calcuta, pero en este caso sí me documenté muchísimo para luego utilizar lo estrictamente necesario.
No escribo reportajes o guías turísticas, sino novelas, por tanto si me tengo que tomar libertades con detalles de un lugar lo hago.
Hay elementos completamente ficticios, como la estación de Jheeter’s Gate, por ejemplo, que es una amalgama de la desaparecida Penn Station de Nueva York y otras estaciones del tren, pero si tiene un simbolismo relacionado con la importancia del tren para el desarrollo de la India. Lo interesante, creo, está en encontrar el punto en que realidad y fabulación se encuentran".