En 1853, Rosalía vive en Santiago de Compostela y queda impresionada por la desastrosa situación social que observa a su alrededor. Ella misma describe lo que ha vivido con estas palabras:
“Voy a contarte lo que presencié en Santiago en el tristísimo invierno de 1853, año fatal para Galicia, en el que el hambre hizo bajar a nuestras ciudades, como verdaderas hordas salvajes, hombres que jamás habían pisado las calles de una población, mujeres que no conocían otros horizontes que los que se extendían ante sus cabañas levantadas en la más apartada soledad: verdaderos lobos que no abandonan su madriguera sino en los días de las grandes desolaciones. Todos los días, nuevas horas de angustia traían a nuestras plazas y calles bandas de infelices hambrientos que de puerta en puerta iban demandando pan para sus hijos moribundos, para sus mujeres extenuadas por la miseria y lo duro de la estación. Sus gemidos llegaban a lo más hondo y conmovían los corazones más insensibles. Era una escena de dolor que se renovaba a cada momento, una herida que el tiempo ensanchaba, recrudecía y hacía insoportable. Caían por los caminos y en las calles de la ciudad. Otros morían en la soledad de su casa desierta. Hace falta haberlo visto para saber lo que era aquella multitud, siempre creciente, siempre hambrienta y escuálida, que, como las olas del mar, rugía sordamente, levantando las manos en ademán de súplica, mostrando desesperada las llagas que la cubrían. Ni un pedazo de pan para sustentarse, ni un harapo para cubrirse, ni una esperanza en su cielo para animarse y soportar el azote que le diezmaba. Repetíase la eterna lección en nuestra historia, y las hierbas de los campos volvían a servir de alimento a la gente campesina. La gran caridad de sus hermanos no era suficiente. A los que perdonaba el hambre, los diezmaba la fiebre; a los que Dios daba fuerzas para resistir no les dejaba lágrimas en los ojos para llorar las diarias aflicciones. No sé cómo pudo resistir nuestro país a tan supremos dolores.”
Puedes profundizar para conocer más la España que conoció Rosalía.