La obra de Rosalía de Castro se enmarca entre dos tradiciones literarias que corresponden a las dos lenguas que utiliza: la castellana y la gallega. Cuando Rosalía nació se acababa de estrenar Don Alvaro o la fuerza del sino, obra teatral del Duque de Rivas que marca el inicio de la tradición romántica en España. Pero cuando Rosalía murió (1884) Benito Pérez Galdós ya había empezado a publicar sus novelas realistas. Así es que la obra de Rosalía de Castro transcurre entre la fuerza de la literatura romántica y el inicio del realismo narrativo. Rosalía bascula entre el extremo romanticismo de su poesía y el realismo costumbrista de algunos poemas y de sus novelas. Sin embargo, es evidente que Rosalía se adelantó en el realismo de sus narraciones y que el romanticismo algo retardado de sus poesías presenta unas características propias.
Rosalía participó activamente del resurgimiento del nacionalismo romántico del siglo XIX, muy ligado a la recuperación de la cultura y de la lengua autóctona. Los románticos supieron recuperar la cultura y las tradiciones populares y la integraron en la cultura burguesa. Así se entiende el gusto por recuperar las canciones de campo, el folklore popular y los romances. Esta moda se impuso en diferentes puntos de Europa: Wordsworth en Inglaterra, Burns en Escocia, Heine en Alemania, Augusto Ferran en Andalucía, Víctor Balaguer en Cataluña y Rosalía de Castro en Galicia.