-¡Ah!, no se comunican contigo, sin duda, los que vagan sin cesar en torno nuestro en invisible forma, o acaso no los entiendes; pero yo los siento, percibo y comprendo, aun cuando no pueda verlos. No sólo envueltos en las tinieblas los espíritus de los que fueron en el mundo vuelven a él, sino también entre las transparentes burbujas del agua cristalina, en las alas de la brisa o de la ráfaga tempestuosa; en los átomos que voltejean a través del rayo de sol que penetra en nuestra estancia por algún pequeño resquicio, y hasta en el eco de la campana que vibra con armoniosa cadencia conmoviendo el alma; en todo están, y giran a nuestro alrededor de continuo, viviendo con nosotros en la luz que nos alumbra, en el aire que respiramos.
El primer loco, Rosalía de Castro
Uno de los temas recurrentes en la poesía de Rosalía son “las sombras” . Existen numerosos estudios sobre el significado de estas sombras. ¿A qué sombras se refiere Rosalía? ¿Cuáles son estas sombras que cita una y otra vez? ¿Son siempre las mismas sombras?
Vamos a poner un poco de luz sobre este mundo de sombras que rodea a Rosalía.
Las sombras: ¿voces de ultratumba?
Es evidente que el pueblo gallego ha sido, tradicionalmente, un pueblo muy inclinado a las supersticiones, quizá influido por la cultura celta originaria. Una de las tradiciones gallegas más arraigadas es la creencia en la Santa Compaña. Se trata de un grupo de “almas en pena”, espíritus de difuntos que vagan durante la noche en los bosques gallegos. Son seres que han dejado de existir pero que, una vez muertos, durante un largo periodo de tiempo, se encuentran en la extraña situación de no pertenecer ni al mundo de los vivos ni al mundo de los muertos. Según la tradición, aquel que los mire puede ser castigado de distintas maneras: obligándolo a incorporarse a la comitiva en el último lugar de la fila para que el que va en primer lugar sea liberado, pueden mostrarle su propio entierro o producirle la locura…
En algunos poemas, Rosalía menciona estas sombras. Al principio, le provocan miedo, el miedo a los desconocido. En el poema “A mi madre” al contemplar el cadáver de su madre expresa, en un primer momento el miedo a su sombra:
¡ Aquella a quien dio la vida,
tener miedo de su sombra,
es ingratitud que asombra
la que en el hombre anida!
Una vez admitida la muerte, las sombras dejan de provocar terror y se convierten en “sombras amigas” porque provocan un recuerdo amable del ser querido que ha perdido.
…No está mi casa desierta…
no está desierta mi estancia…
que aunque no están a mi lado
y aunque tu voz no me llama,
tu sombra, sí, sí…, tu sombra;
tu sombra siempre me aguarda.
A veces, las sombras se transforman en elementos de la naturaleza, como el viento
No soy yo, ¡pero soy! -murmuró el viento-,
y vuelvo, amada mía,
desde la eternidad para dejarte
ver otra vez mi incrédula sonrisa.
Las sombras pueden ser “ queridas” , “olvidadas”….
«¡adiós! sombras queridas; ¡adiós!, sombras odiadas» (F. N. 174)
Las sombras: elementos románticos
En sus primeros poemas, Rosalía utiliza las sombras como elementos puramente románticos. Sabemos que los poetas románticos mostraban una gran predilección por todo aquello que equivaliera a lo sombrío, lo oscuro, las tinieblas. Se utilizaban estas expresiones para decorar mejor el poema.
La sombra negra
A medida que la poesía de Rosalía alcanza la madurez, las sombras cobran un significado distinto. Dejan de ser un elemento romántico para definir un estado existencial caracterizado por el dolor y la tristeza. La propia existencia provoca angustia y así nace “la negra sombra”.
El mayor exponente de este sentimiento ambiguo se encuentra en el famoso poema Negra sombra.
Reproducimos, a continuación, este poema y te invitamos a escuchar la versión musicada que hizo de él la cantante Luz Casal.
Cando penso que te fuches negra sombra que me asombras ó pé dos meus cabezales tornas facéndome mofa Cando maxino que es ida no mesmo sol te me amostras i eres a estrela que brila i eres o vento que zoa Si cantan, es ti que cantas si choran, es ti que choras i es o marmurio do río i es a noite i es a aurora En todo estás e ti es todo pra min i en min mesma moras nin me dexarás nunca sombra que sempre me asombras. |
Cuando pienso que te fuiste, negra sombra que me asombras, a los pies de mis cabezales, tornas haciéndome mofa. Cuando imagino que te has ido, en el mismo sol te me muestras, y eres la estrella que brilla, y eres el viento que zumba. Si cantan, eres tú que cantas, si lloran, eres tú que lloras, y eres el murmullo del río y eres la noche y eres la aurora. En todo estás y tú eres todo, para mí y en mi misma moras, ni me abandonarás nunca, sombra que siempre me asombras. |
¿A qué “negra sombra” crees que se refiere Rosalía?